Escrito por Alberto Riera, [[C|-|E]].
Ficha técnica.
Género: plataformas – aventura (1 jugador).
Año de publicación: 1989.
País de origen: Reino Unido de Gran Bretaña.
Compañía: System 3 Software Limited.
Diseño: Mark Cale.
Programación: Neil Dodwell.
Gráficos: Dave Dew.
Musica: no hay.
Sonido: Neil Dodwell.
Portada: no se cita.
Análisis del juego.
En el año 1989, cuando la programación de las máquinas de 8 bits ya estaba madura y los ordenadores de 16 comenzaban el lento periplo que les llevaría a devorar el mercado, System 3 lanzó al mercado un juego que dejaría huella en muchos usuarios de los sistemas más veteranos. Su título completo era Myth: History in the Making, pero siempre fue conocido simplemente como Myth.
El argumento me llamó la atención desde el primer momento por su surrealismo. Encarnamos a Dacio, a un joven obsesionado por la mitología clásica hasta el punto de creer firmemente en los antiguos dioses, sosteniendo que tan sólo el estudio en profundidad de los mismos y sus acciones es suficiente para la comprensión completa de nuestra historia presente, pasada y futura. Hasta ahí la cosa incluso podría ser creíble, porque locos hay muchos, sin embargo, el asunto toma un cariz bastante humorístico cuando las instrucciones del juego nos presentan a este personaje como un tipo guapo, atlético, vestido a la moda y capaz de ridiculizar a sus detractores gracias a la lengua mordaz y soberbia de la que hace gala. Pero esto no es todo: nuestro amigo también es capaz de enamorar a las chicas más atractivas del instituto, rebatir teorías a los profesores de historia, preocupar hasta el extremo a sus padres debido a sus obsesiones y poseer, para rematar, un club de fans propio con integrantes totalmente obnubilados por su sabiduría y carisma personal. Como era de esperar, tanta lealtad no podía pasar desapercibida ni siquiera para las propias deidades clásicas que, casualmente, se encuentran en un mal momento. Resulta que, en el Paraíso, un malvado dios llamado Dameron está obligando a los titanes de antaño a manipular el pasado a su gusto para así modificar el presente y futuro de la tierra actual y eliminar cualquier rastro de vida mortal sobre ella. Todos aquellos que osan desobecederle son aniquilidados, de modo que los pocos dioses disidentes que quedan deciden que nadie más apropiado que nuestro chulesco protagonista para plantar cara a Dameron y sus corrompidores seguidores. Sólo si la misión tiene éxito, la historia podrá seguir su curso tal y como la conocemos. El manual también tiene respuesta a la pregunta obvia que a todos se nos ocurre al leer el argumento, ¿por qué los dioses envían un débil mortal a combatir contra Dameron?. Pues bien, al parecer, alguna «ley» suprema impide que ellos mismos intenten alterar, de nuevo, el curso de la historia.
Basándose en esta historia extravagante, el equipo de System 3 desarrolló versiones de Myth para Amiga (CD32 incluído), Commodore 64, Spectrum y Amstrad (la NES también tiene su propio juego equivalente, similar al de C64, pero en este caso el protagonista es ¡Conan!). Lo chocante es que, más allá de las lógicas diferencias entre máquinas, unas versiones son radicalmente distintas de otras y, así, las que primero entran por los ojos son las de Amiga y Commodore 64 (esta última incluso con voces digitalizadas). El problema, como decía, es que resultan tan diferentes de las de Spectrum y Amstrad que casi se podrían considerar juegos a parte. Por ejemplo, los desarrollos para Amiga y C64 cuentan con más fases que los ports de Spectrum y Amstrad, pero éstas son más cortas. Además, los gráficos son muy coloristas y el juego posee scroll aunque, inexplicablemente, los jefes de nivel se muestran mucho menos espectaculares que en el Speccy y el CPC.
Amiga.
Amiga.
Commodore 64.
Commodore 64.
Commodore 64.
NES.
NES.
Enemigo final de la fase 1 en C64.
Enemigo final de la fase 1 en Amstrad.
En Spectrum el juego es radicalmente distinto: transcurre pantalla a pantalla y el mapeado de cada fase es mucho mayor, aunque hay tan sólo 4 niveles y una confrontación final. Además, el protagonista, las armas y los enemigos están totalmente rediseñados. A cambio de eso, los nuevos gráficos y la animación se mimaron hasta el extremo y, además, se hizo un excelente uso de la paleta de color de la máquina (aunque el baile de atributos está muy presente). A la hora de elaborar la versión Amstrad alguien decidió que los sprites de Spectrum podían reciclarse de forma directa, ya que nuestro ordenador cuenta con un modo gráfico de alta resolución (320×200) a pesar de que en él tan sólo pueden utilizarse 4 colores. Aunque fue una decisión acertada (los gráficos de Spectrum son excelentes) lo que no tiene perdón de Dios es que en Amstrad se utilizaran inexplicablemente sólo 3 colores simultáneos en pantalla (como mucho), se omitieran algunas animaciones durante los títulos del programa y encima se suprimiera la fase final, el enfrentamiento contra Dameron. Por si fuera poco, en el CPC algunos escenarios se simplificaron respecto a su versión hermana, no se pueden redefinir las teclas (con lo que tenemos que adaptarnos a la engorrosa configuración por defecto del teclado) y el juego es un poco más lento que en Spectrum (debieron pensar que también era bueno aprovechar el código). A pesar de ello, el programa de Speccy era demasiado brillante como para que las tropelías del torpe equipo que portó el juego pudieran hacer demasiado daño a Myth, de modo que lo que llegó a nuestras manos fue una gran aventura, en el más amplio sentido de la palabra, a pesar de tocarnos bailar con la más fea.
Amstrad.
Spectrum.
Amstrad.
Spectrum.
Amstrad.
Spectrum.
¿Y como es Myth?. En Amstrad resulta un arcade de plataformas con muchos toques de aventura. Está dividido en 4 grandes fases que se corresponden a su vez con 4 épocas históricas, cada una de ellas regida por un grupo de Dioses del Panteón Clásico. Así, viajaremos en primer lugar al Hades, ascenderemos posteriormente a la Grecia clásica, continuaremos nuestra aventura enfrentándonos a los seres mitológicos de Escandinavia y terminaremos la batalla en el Antiguo Egipto.
El objetivo en todos los niveles consiste en recoger cinco transportadores esféricos (hay que abatirlos disparándoles bolas de energía) para que así aparezca el Icono Maestro que nos permita, utilizándolo en el lugar adecuado, avanzar hasta el siguiente período histórico. Para lograr nuestro cometido deberemos usar diversos objetos repartidos por el mapeado y hacer frente a gran número de enemigos, siendo bastante común que estos sólo resulten susceptibles de ser atacados con un tipo de arma determinada (sobre todo los jefes de nivel).
Teletransportadores bien custodiados.
Los objetos a emplear se encuentran dentro de diversos contenedores (pueden tener forma de cofre, vasija, jarrón…) y su utilización pasa simplemente por recogerlos y activarlos en la pantalla adecuada. Esto hace que, a la hora de la verdad, tampoco resulte una aventura muy difícil porque con un sencillo método de ensayo y error que implique probar los objetos «extraños» en las pantallas que posean alguna barrera podemos superar la práctica totalidad del juego. La excepción se da únicamente en las dos primeras fases, en las que existen ciertas acciones que pueden ser un poco más complejas (sobre todo en Amstrad, donde se eliminaron las pistas de los escenarios). En teoría, en el manual también aparecen recogidos una serie de consejos en clave que deberían ayudarnos a resolver los enigmas, pero vale más que no hagamos demasiado caso porque confuden más que ayudan (quizá debido a una mala traducción).
Diversos contenedores con objetos.
Seleccionando el pergamino provocaremos que la lluvia apague el fuego.
Como a lo largo de nuestro viaje tendremos que emplear diversas armas y utensilios, el marcador está estructurado de forma que estos puedan seleccionarse cómodamente de una forma muy visual. Si pulsamos la barra espaciadora el juego se detendrá y nosotros podremos elegir con calma el elemento que queremos utilizar en esa ocasión. Pulsando espacio nuevamente volveremos a la acción. Por otra parte, como se ve, el marcador informa de muchas más cosas: energía y vidas restantes, puntos acumulados, teletransportadores recogidos (contabilizados por el número de esferas que aparecen en la ventana de la derecha) y también el número de unidades restantes del objeto que estemos usando (en este caso nos quedarían 46 bolas de energía, que se emplean como munición).
Cuando comencemos a jugar, veremos que la primera fase de Myth transcurre en el infierno. Allí deberemos hacer frente a un buen número de esqueletos a fin de, una vez vencidos, recoger sus calaveras. Cuando tengamos unos cuantas nuestra misión será despertar a la gárgola que yace en cierto foso arrojándolas a su interior. Si la vencemos, dejará caer un tridente que podremos utilizar para atacar al dragón señor de los infiernos. Cuando muera el reptil conseguiremos la llave que nos permitirá alcanzar cierto pasaje secreto, donde se encuentra el teletransportador más oculto de todo el Hades, imprescindible para superar el nivel.
La iracunda gárgola surge de las profundidades.
Vencida la gárgola, aparece el tridente.
La lucha final contra el dragón.
La segunda fase transcurre en la Grecia Clásica. Allí combatiremos contra una gran hidra de tres cabezas que sólo es vulnerable a los terribles proyectiles que escupe Medusa (aunque históricamente Heracles y su sobrino se apañaron para matarla con una hoz y teas ardientes). Evidentemente, y dado que Medusa no está dispuesta a colaborar con nosotros, habremos de cortarle la cabeza como si fuéramos un Perseo cualquiera y recogerla en una bolsa para poder hacer frente con ella al temible monstruo. Uno de los mayores problemas del nivel radica en encontrar la bolsa, oculta en el interior de una gran estatua. Como punto simpático, durante nuestro camino nos encontraremos con una ninfa que se transformará en un asqueroso demonio a poco que nos acerquemos a ella, ¡cuidado!.
Aunque no lo parezca, ahí dentro hay una bolsa.
Cualquiera le roza un pelo a esta chavala.
Medusa, plenamente dispuesta a matarnos.
Y al final, la hidra.
La tercera fase transcurre en la dura Escandinavia del año 500 antes de Cristo. Comenzaremos navegando a bordo de un clásico drakkar vikingo infestado de guerreros y, encima, en plena tormenta. Para escapar tendremos que luchar contra los escandinavos y recoger el transportador que se encuentra sobre el casco, momento en el que llegaremos a tierra firme. Allí nos veremos las caras con fantasmas, trolls y un gran dragón, cada uno de ellos sólo vulnerable a un tipo de arma (en concreto, el dragón tan sólo puede ser atacado con los cuchillos que liberan los trolls al morir). Finalmente, una vez derrotado el saurio, conseguiremos la llave del castillo en el que se encuentra esperándonos Thor, el Dios del Trueno.
A bordo del drakkar.
Comitiva de fantasmas.
El dragón.
La lucha final.
El último nivel resulta, con diferencia, el más complicado. Transcurre en el antiguo Egipto, dentro de una pirámide que, a la hora de la verdad, es un complejo entramado de pasillos lleno de trampas mortales. Deberemos recorrer todas las estancias, una por una, hasta obtener el ojo de Orus que nos permitirá penetrar en el último corredor, donde tendrá lugar la confrontación con el jefe de la fase. Por el camino habremos de recoger 4 vasijas, que servirán para que el enemigo final despierte de su letargo, y también tendremos que buscar la reliquia que nos posibilitará disparar los proyectiles que acaben con él. La dificultad en esta última fase es realmente alta, ya que existen multitud de losas falsas en el suelo que, al ser pisadas, accionan diversas trampas mortales: bien bloques de piedra que caen del techo, bien oquedades con pinchos que surgen de la nada, o bien afilados hachas. Además, existen multitud de fosos profundos que deberemos sortear con habilidad. La pirámide también está plagada de momias extremadamente peligrosas en su último nivel y, por si fuera poco, acceder a la cámara mortuoria final conllevará un delicado de ejercicio de saltos coordinados para no dar con nuestros huesos en los pinchos que aguardan a los profanadores.
El oasis, única pantalla apacible del nivel.
Cinco puertas y cinco retos.
En determinados momentos sólo correr puede salvar nuestra vida.
Si el hacha nos alcanza seremos historia.
Los pinchos abundan por doquier.
La cólera del dios es terrible.
Tras completar el cuarto nivel, en Spectrum se carga la quinta y última fase, la lucha contra el propio Dameron. Por desgracia, en la versión Amstrad este último nivel no existe y al acabar la confrontación con el dios egipcio lo único que podremos ver será un soso mensaje en el que se nos dice que Dameron fue vencido (con lo que tenemos que suponer que Dameron es, a fin de cuentas, el morador de la pirámide). Esta supresión resulta lamentable, ya que el quinto nivel es el epílogo perfecto para el programa, sobre todo teniendo en cuenta la gran espectacularidad del propio Dameron. Como consuelo, dejo aquí una captura del archienemigo final tal y como es en Spectrum (extraída del excelente mapa creado por Pavero en el año 2002).
Dameron.
Y hasta aquí, más o menos, llega Myth. Valorar el juego técnicamente es un tanto complejo. No se puede negar que los gráficos son excelentes y que todos los sprites fueron dibujados con mimo. La animación, además, resulta absolutamente espectacular, muy suave y cuidada hasta los detalles más mínimos (en el drakkar las gotas de lluvia incluso rebotan al caer sobre el casco del barco y se fragmentan en otras más pequeñas). Por otro lado, los movimientos de nuestro personaje y de todos los enemigos gozan de un enorme número de frames y la transición entre las acciones que realizan todos ellos es sumamente armónica. A esto sumemos que los escenarios también están profusamente animados y llenos de detalle, que los jefes de nivel son enormes y parecen filigranas y que el juego está realizado íntegramente en alta resolución. No es difícil suponer que el impacto visual es muy alto y, al momento, cualquier conocedor de los sistemas de 8 bits puede darse cuenta de que está ante un programa fuera de lo normal. De hecho, si sólo hubiera aparecido en el mercado el juego de Amstrad, sería incapaz de ponerle un pero a sus gráficos. El problema surge cuando comparamos nuestra versión con la de Spectrum y descubrimos que es un simple port que podría estar un mucho mejor realizado. El Amstrad, en modo 1, puede mostrar 4 colores simultáneamente y en la mayoría de las pantallas tan sólo se emplean, inexplicablemente, dos o tres. Probablemente al utilizar este modo gráfico nunca hubiéramos podido disfrutar de tanto colorido como en la versión Spectrum pero, con todo, la cosa podría haberse mejorado bastante. El problema afecta sobre todo al último nivel, que resulta prácticamente monocromo. Por otra parte, el fondo sobre el que transcurre la acción es totalmente negro, seguramente para ahorrar memoria, pero también porque los sprites están enmarcados en zonas poligonales de este color que son un poco más grandes de lo que debieran.
En cuanto al tamaño del área de juego, apuntar que no impresionará a nadie. Sin embargo, no se puede decir tampoco que sea pequeño en modo alguno. Posiblemente, dada la complejidad gráfica del título y lo detallado de sus animaciones, no fue posible incrementar su superficie.
Sobre el sonido, tan sólo puede comentarse que es muy mediocre. No existe música alguna, ni en la pantalla de presentación ni durante el transcurso del juego. Los efectos, por su parte, son sumamente simples y acompañan a la acción tan sólo en su justa medida. Se agradecen, pero si desaparecieran tampoco sería un drama. Tanto virtuosismo gráfico, sin duda, pasó factura en otros aspectos.
En lo que respecta a la jugabilidad, Myth es un programa elogiable. El protagonista responde perfectamente a nuestras órdenes y, si bien el juego podría ser un 20 o un 30% más rápido (cuando en el emulador lo aceleramos algo se agradece) al jugar a la velocidad original en ningún momento se nos antoja que la acción transcurra demasiado lenta. También hay que tener en cuenta que la celeridad de los disparos enemigos está adecuada a la capacidad de proceso original del Amstrad y, por ello, si el juego se acelera artificialmente puede ser muy difícil esquivarlos. A pesar de todo, de vez en cuando podremos observar algunas pequeñas ralentizaciones que no son demasiado importantes, sobre todo teniendo en cuenta la espectacularidad general de la animación. Además de esto, jugar con el programa no es para nada frustrante ya que la dificultad está, por una vez, muy bien ajustada. Los niveles pueden superarse tras unas cuantas partidas si calculamos con mucho cuidado nuestros movimientos y aprendemos de los errores, lo que hace que finalizar el juego sea un notable reto, pero sin llegar en ningún momento a los demenciales niveles de dificultad de otros títulos. Una vez conocido el mapeado podremos avanzar disfrutando con calma de la aventura y apreciando sus muchas bondades.
Los aspectos negativos ya se citaron a lo largo del análisis. El más llamativo, muy grave, es la inexplicable supresión de la última fase en Amstrad. Tampoco se puede olvidar el mal uso general de la paleta de color, las ralentizaciones y la simplificación de algunos escenarios respecto a la versión Spectrum. Además, dado que los niveles son muy largos se habría agradecido en gran medida disponer de un sistema de códigos para jugar directamente en el que quisiéramos. El sonido también se antoja demasiado simple y no hay música alguna. Por último, el final del juego resulta pobre y no está, para nada, a la altura general del programa.
Con todo, Myth es impresionante. Estamos, sin duda, ante uno de los mejores juegos de la historia del CPC, aunque frustra en gran medida saber que nuestro ordenador hubiera dado aún bastante más de sí en buenas manos. Por todo ello, y aunque sin duda Myth es un título imprescindible para todos los amantes del Amstrad, no alcanza, para mí, el 90%. Esta valoración es bastante distinta de la que en su momento hicieron los chicos de Amstrad Action, que puntuaron al juego con un generoso 95% e incluso publicaron un cómic de Colin Jones con las aventuras de Dacio, el protagonista de la historia. Como nota graciosa cabe destacar que en esta versión ilustrada de la aventura Dameron como tal tampoco existe y pasa a ser la esfinge del último nivel. Se nota con qué versión jugó el señor Jones antes de comenzar a dibujar 🙂 . No puedo dar los datos de la persona que escaneó el cómic, porque en el ZIP original (disponible en T.A.C.G.R) no se cita.
Gráficos: 88%
Sonido: 40%
Originalidad y argumento: 80%
Jugabilidad: 90%
Adicción: 90%
Valoración global: 88%.
Portada y manual.
Mapa en alta resolución.
Descargas.
Puedes descargar el juego desde T.A.C.G.R , donde también se encuentra disponible el cómic de la historia.
Jops… con el pedazo de análisis que has hecho :O
En su epoca no llegué a conocer este juego, recien en estos ultimos años lo he conocido y la version de C64 me gusta mucho 🙂
Yo tuve la suerte de disfrutarlo cuando salió y, la verdad, me impresionó mucho. Fue con el tiempo, al ver las otras versiones, cuando me cabreé un poco con la gente de System 3 :-).
Si conoces la versión de C64 y aún no te has puesto con la de Amstrad o Spectrum estás a tiempo, será casi como jugar a un juego que no conocías :-D.
Muy buen analisis. Yo tambien tuve la fortuna de jugarlo en mi amstrad. Eso sí la lucha final no. Me daba siempre error de carga, jeje.
Jeje, esa famosa lucha final que nadie encuentra :D.
Estupendo análisis. Leyéndolo me he dado cuenta que era medio gilipollas. Llegué a la última fase y tras entrar en la pirámide me quedaba en la primera pantalla sin ver que había unas puertas para entrar -_-‘
Me pareció un juego tremendo allá por el 90 o 91cuando lo compré y lo disfruté. Me he quedado sorprendido al ver que no deja de ser una versión «menor» del spectrum y le han quitado la fase final, es un timo a los cpcmaníacos. Aún así es de lo mejor que hay en su género para el cpc. System 3 hicieron pocos juegos pero brillantes la mayoría. El last ninja 2 siempre estará entre mis favoritos y MYTH pese a todo creo que se merece el 95%. En spectrum directamente se sale de la tabla…
alguien sabe como descargarlo quiero ese juego me hace acordar a mi infancia tan solo 11 años cuando salio tenia
Lo disfruté en su momento y ahora gracias a los emuladores voy a jugarlo de nuevo, a ver si lo termino